Alfonso del Río

Alfonso del Río.


Profesor Titular del Dpto. Escultura, Universidad de Granada.

Doctor desde 1999, con la obtención del Premio Extraordinario de Doctorado en Bellas Artes por la Universidad de Granada en 2003. Primer Premio Pepe Espaliú-Prevención del Sida, otorgado por Comisión Técnica Institucional frente al Sida (Junta de Andalucía y Ayuntamiento de Córdoba, 1999), Premio de Investigación Palacio de la Merced (Diputación de Córdoba, 2000), cuyos resultados han sido publicados en diversos trabajos como: Para los que ya no viven en mí, Diputación de Córdoba, 1999; El cuerpo secreto, Universidad de Granada, 2001; Nacimiento, cuerpo y muerte a través de la Obra de Pepe Espaliú, Diputación de Córdoba, 2002; Fuera de la piel, Universidad de Granada, 2004;“Para que no me olvides”, en El Arte látex. Reflexión, imágenes y SIDA. Universidad de Valencia. 2006; etc.

Miembro del Master en Arte: producción e investigación artística de la Universidad de Granada.

Organizador y asesor del Certamen Premio Pepe Espaliú de Artes Plásticas para jóvenes creadores andaluces, Instituto Andaluz de la Juventud, desde 1999-2005.

Miembro del grupo de trabajo, reflexión, acción y diversión “Brruuumhm! (QASCO)” desde donde pretendemos hacer políticas a partir y a través del sexo. Grupo integrado en el Grupo de investigación: HUM425, Por otra escultura pública (Junta de Andalucía) del cuál es director.


Línea de investigación: Arte cuerpo, identidad, enfermedad y espacio público.

El cuerpo como herramienta de cuestionamiento y generadora de nuevas realidades, los discursos identitarios y las políticas sexuales y las implicaciones y repercusiones que de ello se deriva en lo social.






delrio@ugr.es


“El arte es aquello de torna la vida más interesante que el arte”. R. Filliou.

Muchas de las propuestas que me interesan tratan de supervivientes, de gente que no se conforma, que resiste, que pregunta, que piensa, que actúa, a veces, incluso, guardan silencio, intentando mostrar las diferencias en los modos de vivir, de pensar, de ser y de estar en este mundo a través del lenguaje del arte, construyéndolos desde la experiencia artística. Estrategias de resistencia, de afirmación, de indagación, de meras dudas y de grandes respuestas (y que para hacerlas necesitan ser preguntardas), que nos invitan a reflexionar sobre nuestra capacidad de acción en nuestros días y en nuestras vidas, no sólo creyendo, sino sabiendo que existe la posibilidad a través, dentro y desde el arte, de establecer otras relaciones, otros modos relacionales, otras posibilidades, con los más diversos materiales, desde un trozo de pan, el propio cuerpo o el espacio que habitamos.

El arte sabe mucho de miedos, incertidumbres, límites y de dar seguridad, referencias, identidad… Perdamos entre todos/as un poco el miedo y construyamos la posibilidad de trabajar desarrollando propuestas sobre nuestros aciertos, dudas y temores, siendo conscientes de que, al fin y al cabo, no son sólo nuestros.

Sumemos otros ingredientes que nos permitan plantearnos la multiplicidad de relaciones posibles, en la materia, en el espacio y en la vida y el papel que en todo ello juega las estrategias artísticas como generadoras de nuevas prácticas relacionales. Hablar del arte también nos requiere el ser conscientes de la posibilidad de plantear y estableces modos de relación a través y desde la practica de la experiencia, en definitiva, establecer estrategias para la convivencia.

Además, considero, que otro ingrediente principal es la implicación. Pero la implicación no es siempre algo tremendamente serio, hermético o rígido. La toma de postura, el planteamiento de los posicionamientos ideológicos puede proponerse desde muchos puntos de vista. La implicación pude ser íntima, irónica, doliente, participativa y un largo etc. Tomar postura, profundizar, adecuar las propuestas a los contextos de los que se parten, etc. No siempre consiste en reflejar lo existente, en describir lo vivido y experimentado, que también podría ser, sino en plantear alguna duda al respecto desde el cuestionamiento. Hacer una pregunta no es una tarea fácil, pero las obras, nuestras propuestas, tienen la posibilidad de cuestionar, de preguntar sobre algo. Podemos construir preguntas y no sólo afirmaciones.

El arte es un acontecimiento multidisciplinar que se relaciona e interactúa con los procesos sociales y políticos de un territorio híbrido y concreto. El arte es un hecho colaborativo que trata sobre las necesidades de uno mismo/a y de los demás y propone diversas formas de relacionarse con y entre la colectividad. El arte tiene también una función social, estableciendo comunicación y promoviendo prácticas de activación y de interacción que aportan un análisis crítico de la realidad social, confiriendo y otorgando al contexto un sentido, con capacidad de transformar y generar formas participativas y activar nuevos procesos de participación y de relación. Y en el que el artista es entendido como un miembro más de la comunidad que no se aísla ni elude responsabilidades, convirtiéndose en un agente cultural o un generador de prácticas y pensamiento. Un productor de procesos, un personaje que está más interesado en hacer que efectivamente las cosas sucedan que no en crear los objetos que su actuación posibilita. Un dinamizador de procesos sociales, que colabora en hacerlos emerger y ayuda a su transformación en procesos o acciones.

alfonso del río.


Por otras estrategias artísticas que se relacionen con los mundos de vida, que cuestionen y generen trasformaciones en los modos de concebir, pensar y vivir en sociedad, que nos hagan ser conscientes de la existencia y del privilegio otorgado a determinadas problemáticas y modos de hacer frente a otros, que rocen los límites en la creación, en su capacidad de incidencia en lo real, al utilizar medios que a priori no le son propios, que planteen la fusión y confusión entre lo artístico y lo real, de tal forma que el objetivo del arte no sea otro sino la vida, y no al contrario.
Por otros espacios públicos que pongan de manifiesto la construcción de éstos como lugares de debate y de acuerdos, pero también como lugar de conflictos y de camuflaje, de localización y exclusión de las diferencias, y de resistencia ante la multitud de formas que adquieren las estrategias de poder, que lejos de ser algo abstracto se presentan de manera cotidiana, asumida y en muchas ocasiones incuestionable.
Por otras posturas críticas ante el arte y la vida, que nos lleven a desarrollar formas que se entremezclen en las necesidades de los demás, que les contagien y propicien diversas formas de creación y se desdibujen en las actuaciones del día a día, que no se centren en uno mismo sino en los que nos rodean, que no traten de las aspiraciones individuales y jerarquizadas sino de las necesidades de los otros, que nos sitúen como miembros de la ciudadanía, que no pueden ni quieren aislarse de las condiciones del espacio que habita, ni eluden las responsabilidades que implica su posición en dicho medio, que se comprometan en un análisis social, cultural y político del espacio público (y me refiero a esas otras lecturas que del espacio se omiten, a esas otras coordenadas de todo contexto, que hacen que tu o yo podamos o no habitarlos y el modo en el que lo hacemos), sabiendo que es en él donde se pueden desarrollar una multiplicidad de modos de construir y reflexionar que se alejan del ensimismamiento formal y visual, mostrando cómo ha sido construido y bajo qué estructuras y relaciones de poder y saber, y qué formas de resistencia y cuestionamiento podemos plantear, que aborden las prácticas culturales en sus formas opresoras, desvelando las posiciones privilegiadas de los discursos y los procesos de dominación invisibilizados, y nos permitan transformar críticamente los usos y significados del espacio propuestos por los productores.
Por otras formas de ser, pensar, sentir y vivir.


alfonso del Río